por Darla Noble
Antes, como está escrito: Cosas que ojo no vió, ni oreja oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que ha Dios preparado para aquellos que le aman.
Cuando era niña, era la husmeadora curiosa en definitiva.
En las semanas previas a mi cumpleaños y Navidad, aprovechaba cada oportunidad que podía para husmear en la casa, buscando regalos que pudieran estar escondidos esperando que llegara su momento de abrirlos.
Con el paso de los años encontré algunos, pero debo admitir que después me sentí un poco decepcionada al saber que no experimentaría esa euforia de sorpresa que surge cuando no tienes idea de lo que hay dentro del paquete.
También me sentí culpable por robar a mis padres la alegría de presenciar mi respuesta inicial al recibir algo que sabían que quería.
Dios quiere darnos esa misma sensación de júbilo en una escala mucho mayor al guardar algunas de las alegrías del cielo para cuando realmente lleguemos allí. Y, al igual que mis padres, Él quiere estar allí, cara a cara con nosotros, para ser testigo de nuestra respuesta y ver la expresión de asombro absoluto en nuestros rostros y en nuestros corazones.
Así que no te preocupes ni te inquietes por las cosas que no sabes acerca de Dios y el cielo. En lugar de eso, disfruta de lo que sabes y deja que eso haga que la vida en la tierra sea lo mejor posible.
¿Cómo creo que será el cielo? ¿Qué es lo que más espero una vez que llegue allí?
Dios que estás en los cielos, gracias por amarme. Por favor concédeme paz aquí en la tierra y lléname de ilusión por lo que está por venir. En el nombre de Jesús oro, Amén.