por Heather Tietz
He aquí se enorgullece aquel cuya alma no es derecha en él: mas el justo en su fe vivirá.
Los pavos se “inflan”. Los pavos reales también.
¡El que lo hagan es de suponerse! En la primavera, adoptan aires plumosos que ayuda a estas aves a atraer pareja y propagar su especie. Pero con los humanos ocurre todo lo contrario. La arrogancia produce rechazo.
En la Biblia los caldeos eran engreídos. En su comentario, Matthew Henry explica que estaban ávidos de riqueza. Estaban tan ansiosos de dividendos que pisotearon despiadadamente a otros para alcanzar la altura financiera, mejorar sus hogares y engrandecer su reputación. También eran idólatras y promovían la embriaguez.
Su líder, Nabucodonosor, encabezó la fila de la arrogancia, conquistando los grupos étnicos alrededor de su reino, despojándolos de sus nobles y robando sus riquezas. Sin embargo, Habacuc declara que Dios tiene planes de humillar a estas personas y a todos sus semejantes.
El profeta Habacuc nos da un consejo: no sean como los caldeos. No utilicen medios incorrectos para mejorar. No se consientan a costa de los demás. No traten a los demás como peldaños hacia un nuevo pedestal.
En lugar de eso, espera. Ora. Confía. Deja que Dios edifique tu alma, tu espíritu y tu fe.
¿Qué grandes sueños tengo para mi futuro? ¿Cuál es mi plan para el éxito? ¿Cómo me aseguraré de que nadie más resulte herido en el proceso?
Querido Dios, protégeme de la tentación de ser arrogante acerca de los logros que me has permitido alcanzar. Cúbreme con tu justicia y fortalece mi fe. En el nombre de Jesús oro, Amén.