Dios es un Dios de esperanza (Romanos 15:13). Y el Hijo de Dios, el Señor Jesucristo, es nuestra esperanza (1 Timoteo 1: 1).
Cuando la vida no va como pensamos que debería ser, la esperanza nos motiva a seguir adelante. Cuando los amigos y la familia nos decepcionan, la esperanza nos levanta el ánimo. Cuando el desánimo y la decepción amenazan con aplastarnos, la esperanza celestial nos saca de los escombros de los sueños rotos y nos inspira a seguir intentándolo.
Mi esperanza será recompensada
Tal será el conocimiento de la sabiduría á tu alma: Si la hallares tendrá recompensa, Y al fin tu esperanza no será cortada.
Mi esperanza es segura
La cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que entra hasta dentro del velo.
Mi esperanza está fundada en la gracia de Jesús
A los cuales fué revelado, que no para sí mismos, sino para nosotros administraban las cosas que ahora os son anunciadas de los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; en las cuales desean mirar los ángeles. Por lo cual, teniendo los lomos de vuestro entendimiento ceñidos, con templanza, esperad perfectamente en la gracia que os es presentada cuando Jesucristo os es manifestado.
La esperanza en Dios es buena para la humanidad
Bendito el varón que se fía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Bueno es esperar callando en la salud de Jehová.
Mi esperanza es mi testimonio
Sino santificad al Señor Dios en vuestros corazones, y estad siempre aparejados para responder con masedumbre y reverencia á cada uno que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros.
Mi esperanza es la base de mi fe
Es pues la fe la sustancia de las cosas que se esperan, la demostración de las cosas que no se ven. Porque por ella alcanzaron testimonio los antiguos. Por la fe entendemos haber sido compuestos los siglos por la palabra de Dios, siendo hecho lo que se ve, de lo que no se veía.
Jesucristo es mi bendita esperanza
Esperando aquella esperanza bienaventurada, y la manifestación gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo. Que se dió á sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad, y limpiar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.
Dios intencionalmente me da esperanza
Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.
Mi esperanza está viva en Jesús
Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos ha regenerado en esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, Para una herencia incorruptible, y que no puede contaminarse, ni marchitarse, reservada en los cielos.
Mi esperanza no vacila
Mantengamos firme la profesión de nuestra fe sin fluctuar; que fiel es el que prometió.
La esperanza perdura hasta el final
Mas deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el cabo, para cumplimiento de la esperanza: Que no os hagáis perezosos, mas imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas.